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Arquitectos: Arrova | Atelier . Rojo - Vergara
- Área: 226 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Iñaki Bergera
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Proveedores: BANDALUX
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La nueva vivienda surge de la transformación de un antiguo taller de reparación de motocicletas en el barrio de la Milagrosa en Pamplona. La intención del proyecto es ser una especie de prototipo para este tipo de reconversiones en el barrio pues éste cuenta con un elevado número de ocales industriales ahora en desuso y su transformación ayudaría en gran medida a revitalizar la zona, posibilidad sin embargo desconocida incluso por los propios vecinos de la zona.
Dado el desnivel entre las calles en el que se sitúa el loft, éste actúa como podio para el resto de la edificación. Uno de los objetivos del proyecto es despojar al local de todos los elementos existentes innecesarios de forma que se pudiera liberar y mostrar esta estructura de gran potencia y plasticidad. El sistema estructural, de naturaleza tectónica puesto que se compone de pilare, vigas y losas de hormigón, permite además la apertura de las fachadas tanto hacia la calle como hacia el patio de manzana. La transparencia de las mismas y su diferente orientación consiguen dotar al espacio de una gran serenidad gracias a una luz blanca difusa y continua. A su vez, esta operación permite que la entrada se transforma entonces en un porche, un jardín urbano semiprivado que ejerce tanto de filtro como de espacio de unión y transición entre la vivienda y la calle.
Internamente, el proyecto regulariza la planta de forma que se crea un espacio central libre mientras que las instalaciones y el almacenaje quedan compactados en la superficie restante. Así el espacio principal se entiende como un gran escenario blanco en el que, gracias a la introducción de una nueva estructura que se ancla a los pilares existentes, surge un podio que permite configurar diferentes estancias manteniendo sin embargo la continuidad en toda la vivienda. No obstante, la noción de profundidad y escala en este espacio abstracto queda definida mediante elementos verticales de madera de okume, planos tanto fijos como móviles que permiten descubrir la cocina o el baño de manera que estos usos queden ocultos, pero a la vez accesibles. Se trata en definitiva de una escenografía similar a las propuestas por el arquitecto suizo Adolphe Appia en la que el nuevo espacio que surge bajo el podio se transforma en un estudio en el que poder trabajar, un foso de escenario doméstico, a fin de cuentas. Este espacio, al contrario que el resto del loft, se define por muros de hormigón y las cimentaciones existentes del edificio, siendo así una continuación del plano del suelo. La concreción de manera deliberada de ese espacio con un uso y una materialidad específica permite liberar al resto de las plataformas de una función concreta, dotando así a la vivienda de una gran flexibilidad en el que cada plataforma puede albergar cualquier actividad.
Además, y para potenciar aún más la flexibilidad de uso, las escaleras pasan a ser muebles que pueden modificar su posición a placer, surgiendo así múltiples recorridos y configuraciones internas. Esta estrategia de superficies indefinidas es lo que permite al usuario apropiarse del espacio según sus necesidades, ya que, al fin y al cabo, un loft ha de ser, tal y como su propia etimología indica, un lugar abierto, un lugar atemporal en el que poder vivir y trabajar de manera flexible.